10.25.2006

El bendito


Capítulo III

Cuando terminó de leer la nota, el comandante Martínez apagó con violencia su cuarto “Camel sin filtro” del día y subrayó con un marcador amarillo el encabezado: “Asesinan de cinco balazos a una modelo en la colonia Del Valle. La policía duerme”.

Con el mismo fastidio pero ahora con un marcador verde, el comandante resalta algunas líneas de la noticia publicada en el Excelsior:

“El Comandante Antonio Martínez (encargado del caso), asegura que aunque no ha realizado ninguna detención, cuenta con algunas declaraciones de testigos y vecinos del departamento que pueden conducirlo al principal sospechoso de este crimen artero que ofende a toda la ciudadanía. -Pensamos que puede tratarse de un crimen pasional, aunque no descartamos una venganza del narcotráfico- Aseguró el Comandante Martínez con tono cínico y despreocupado. Una vez más, la delincuencia ataca mientras la policía duerme, una vez más la ineficiencia de las autoridades se convierte en cómplice del crimen organizado, una vez más…”.

Después de 14 años de formar parte de “los cuerpos de elite” de la policía Judicial, el comandante Martínez ha logrado hacerse de una colección de 546 recortes de periódico que mencionan su nombre; sin duda una suma considerable, que el comandante presume en las cantinas y en las comidas familiares: “Te apuesto que mi nombre ha salido más veces en los periódicos que el de muchos políticos. ¿Tú sabes cómo se llama el Secretario del Medio Ambiente? ¿El de la Procuraduría Agraria? Yo tampoco, te aseguro que mi nombre le suena más a la gente que el de cualquiera de esos cabrones… Yo salí en la tele detrás de “El mocha orejas” cabrón. Hay gente que hasta me pide autógrafos en la calle. Cuando uno hace bien su trabajo, luego luego la raza se lo reconoce”. Repite mecánicamente el comandante ante el primero que se le ponga enfrente.

Claro que lo que el comandante Martínez no le cuenta a su público cautivo, es que de los 546 recortes que incluyen su augusto nombre, 397 dicen que es una verdadera bestia, en cuatro de ellos se han atrevido a insinuar que la única razón por la que el comandante es Comandante, es porque su suegro fue procurador (y un gangster con una fama que aún hace ruido) y los restantes 145 hablan, en la mayoría de los casos, de algún homónimo: “Antonio Martínez recibió, de manos del Presidente de la República, el premio de novela Casa de las Americas…” o “El célebre arquitecto Antonio Martínez declaró en conferencia de prensa, que los espacios públicos están siendo invadidos por una bola de patanes sin educación”.
De cualquier manera, el comandante tiene una reputación bien ganada que no proviene precisamente de las notas en los periódicos que incluyen su nombre.

La noche que el comandante y Angelina Mota coincidieron en el “Mambo café”, Antonio Martínez, quien en sus noches salseras se hace llamar: “El bendito”; llevaba una chamarra de piel roja que hacía juego con las botas compradas en Durango, el sombrero texano (de dimensiones considerables) le cubría las entradas que ya estaban apunto de convertirse en salidas, el cinturón de doble hebilla dejaba que se asomara una “Mágnum especial” y los lentes obscuros, de gota (que usaba dentro del local a las 3:45 de la mañana) remataban el atuendo de “El bendito”, quien, hecho un cliché ambulante, vigilaba el lugar desde una mesa de pista y tomaba “Martell con Coka”.

Cuando Angelina lo vio, mientras él le hacía señas para que se acercara, tuvo que llevarse una mano a la boca para no reírse en su cara (-nadie se ríe de “El bendito” y conserva los dientes para seguirse riendo-. Le dijo el comandante a Angelina tres noches después) y se acercó a él divertida, con unos tacones más grandes que la texana del comandante.

Por eso, cuando el comandante Antonio Martínez entró al patio del edificio en la calle de “Amores” y vio el cuerpo de Angelina en el piso, se alegró secretamente, el honor de “El bendito” se había lavado de nuevo y el comandante, sin las botas ni la chamarra roja, se quitó los lentes de gota y se acercó despacio al cadáver… “Acábame de matar pa qué me dejas herido”.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Brillante

9:44 p.m.  

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