"Yo no me llamo Javier"
Capítulo I
- Ya le dije que no tengo ni idea de lo que ud está hablando… Hace varias semanas que no hablo con él, nunca me contó nada de esto ni yo le pregunté nada. Está perdiendo el tiempo conmigo comandante.
- Ya le dije que no tengo ni idea de lo que ud está hablando… Hace varias semanas que no hablo con él, nunca me contó nada de esto ni yo le pregunté nada. Está perdiendo el tiempo conmigo comandante.
El profesor y yo no somos lo que se dice amigos; yo me lo encontraba a veces en la cantina y nos sentábamos juntos a tomar Tequila, nunca hablamos de nuestra vida privada, ni de nuestros planes, ni de nuestras viejas, ni de nada importante, hablábamos de cómo habían perdido o ganado (lamentablemente ocurría mucho más seguido lo primero que lo segundo), los pumas ese fin de semana, o de lo buena que se veía Ana de la Reguera en su anuncio de agua “finamente gasificada y con sabor ligero”.
A mí me gustaba tomar con el profesor porque con él uno puede estar callado mucho tiempo, platicábamos unos veinte minutos y luego nos quedábamos sin hablar; él se fumaba un Marlboro tras otro y yo pedía más Tequila y me ponía a pensar en mis cosas, el profesor no es de los que hablan por hablar y se la pasan diciendo pendejadas todo el día, él nada más fumaba y a veces, sacaba una libreta de su chamarra y anotaba cosas, nunca me enseñó nada de lo que escribía.
Para decirle la verdad el profesor es medio raro, pero no “ese” tipo de raro que usted está pensando, digo que es medio raro porque siempre anda cargando para todos lados sus libritos de poesía, de budismo, de no sé qué madres de metafísica, está medio loco. A veces en la cantina le hacían burla: “¡Ya pinche intelectual, espantas a las gordas con tanto libro!” Le decía “el güero” que es un verdadero orangután, a ese sí lo creo capaz de cualquier cosa para que vea, pero al profesor…
Digo yo tampoco meto las manos al fuego por nadie, si el guey es un asesino en serie o le gusta ponerle con su perro pues ahí si ni idea, cada quien juega con lo que más le divierte, a mí no me consta nada y con eso me basta.
Ya le dije que cuando yo llegué ella ya estaba muerta. Al principio no me fijé muy bien porque era tarde y yo… pues… venía medio pedo, ni para qué mentirle, tanto que creo que la pisé y no me di cuenta, hasta que prendí la luz para ver por qué estaba todo el patio encharcado y ya fue cuando vi que no era agua, era sangre.
Yo no sé ni quién es, ni cómo se llama, ni nada, yo sólo sé que alguien le dio cinco balazos y que usted dice que fue el profesor, y yo le digo que quién sabe pero que a mí se me hace muy raro.
Mire: en estos departamentos vive mucho loco ¿ya fue a hablar con el del 14? Ese sí tiene cara de maldito para que vea, dicen que hasta tiene una secta satánica con la hermana de Thalía…
Bueno yo le digo lo que sé y nada más, si usted sigue necio con lo del profesor pues ya es asunto suyo. Si conociera al profe, sabría que él tiene la agilidad de una marmota, así que si entró al edificio no pudo haberse saltado la barda, si es que se metió al patio como ud dice, seguro entró por la ventana rota.
Y por quinta vez ¡Yo no me llamo Javier! -
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